dimarts, 16 d’abril del 2013

¡OH DIOS MIO! EL SALIDO DEL PORNO (oh mein gott! Die geile pornos)




Estaba yo en el ciber (Internet caffee) en el ordenador numero 3, tranquilamente publicando varios posts en el blog, mirando algunas informaciones escuchando música y haciendo tiempo para hacer una video-llamada por skype con mi pareja.
Los 7 ordenadores que tiene (y funcionan como el culo) estaban ocupados.
El sitio es bastante curioso, ya que tiene mas pinta de kiosco (es una tienda que vende tabaco, alcohol, cosas de picoteo y poco mas) que en el final tienen una serie de “cubiculos” uno junto a otro (con espacio para una silla y ya esta), con una escasa madera de separación (para dar falsa sensación de intimidad), y las pantallas mirando hacia la puerta.

Cuando en un impas entre canción y canción oigo como la persona de mi derecha se mueve constantemente.
Movido por la curiosidad se me ocurre mover unos centímetros hacia atrás la silla y parar la música.

En ese momento veo que el chico (de unos 20 años mas o menos) (sentado en el numero 4) esta viendo porno en la pantalla (cosa cuanto menos curiosa, porque aunque la mayoría de hombres y alguna que otra mujer ha visto porno en Internet, incluyendo un ciber, no se suele hacer cuando todo el mundo puede ver la pantalla).
Hasta aquí la cosa era aceptable, pero al hacerse el silencio de la música y mover levemente mis auriculares, escucho un sonido como “plop plop plop” y un jadeo suave que va incrementándose.
Con mis ojos y oídos abiertos como platos sin poder salir de mi asombro de pronto escucho un orgasmo contenido y veo como el chico con su mano libre busca un pañuelo en el bolsillo de su chaqueta, lo mete bajo el escritorio y a los 30 segundos (mas o menos) se levanta rápidamente, mientras cierra la ventana del porno, se acaba de subir la cremallera del pantalón, se dirige a la caja, paga y se despide hasta mañana.

Mientras tanto el resto de clientes se dedicaban con toda la naturalidad del mundo a seguir jugando al solitario (si, hay gente que paga el ciber y juega al solitario), hablando con seres queridos, y haciendo cosas varias.
Y los trabajadores de la tienda se despedían con una sonrisa del salidorro.

Así que amiguit@s, no uséis nunca el ordenador número 4 del ciber de feuerbachstraße (y por favor que nadie me diga que en otro momento ha podido hacer lo mismo en otro ordenador, porque soy feliz evitando el numero 4 sin pensar mas alla).






asi son los cubiculos del ciber






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